La selección de fútbol de Canadá se encuentra en el centro de un escándalo que parece no tener fin. Lo que comenzó como un incidente de espionaje con drones en los Juegos Olímpicos de París ha escalado hacia una serie de acusaciones impactantes que incluyen fiestas obligatorias, consumo excesivo de alcohol y un entorno laboral tóxico.
El origen del escándalo: espionaje y drones
El primer capítulo de esta trama salió a la luz en los Juegos Olímpicos de París, cuando la jugadora neozelandesa Rebekah Stott descubrió un dron sobrevolando un entrenamiento de su equipo. Este incidente desencadenó una investigación que culminó con el arresto de la seleccionadora Bev Priestman, su asistente Jasmine Mander, y otros miembros del cuerpo técnico canadiense. Además, la Federación Canadiense de Fútbol fue sancionada con seis puntos en la clasificación y una multa de 315.000 dólares.
Fiestas obligatorias y comportamientos cuestionables
Según el diario The Globe and Mail, las irregularidades no terminan en el espionaje. En el informe, se detalla cómo el cuerpo técnico organizaba fiestas obligatorias la noche antes de los partidos. Estas reuniones, en las que el personal consumía alcohol en exceso, incluían comportamientos inapropiados como el uso de juguetes sexuales y preguntas de índole sexual.
En algunos de los vídeos obtenidos por el medio, se observa al personal técnico participando en karaoke y bailes en traje de baño, mientras que otros muestran a la seleccionadora Beverly Priestman dirigiendo actividades sociales hasta altas horas de la madrugada.
El entorno laboral tóxico: ataques de pánico y acoso
El comportamiento de Jasmine Mander, asistente técnica desde 2021, ha sido señalado por múltiples exempleados. Varias fuentes han descrito su trato como intimidatorio, llegando incluso a provocar ataques de pánico en el personal.
Estos comportamientos no son nuevos. Ya en 2022, Mander fue acusada de presionar a su equipo para encubrir posibles positivos en las pruebas médicas de las jugadoras, lo que evidencia un patrón de conductas cuestionables.
Reacciones oficiales
La Federación Canadiense de Fútbol, a través de su portavoz Paulo Senra, ha asegurado que se han tomado medidas para reformar la organización, prometiendo “integridad, transparencia y responsabilidad”. Sin embargo, el daño a la reputación del equipo y del fútbol canadiense parece ya estar hecho.
Un caso que sigue creciendo
Lo que comenzó como un incidente aislado ha destapado un sistema lleno de irregularidades, dejando claro que las reformas deben ser profundas y duraderas. Mientras tanto, la «saga» sigue en desarrollo, y los nuevos capítulos podrían revelar aún más secretos de una institución en crisis.