Un reciente estudio realizado por la Universidad de Georgia, en Estados Unidos, ha arrojado luz sobre el término coloquial “imbécil” (o “asshole” en inglés), un insulto común que, más allá de su carga emocional, describe un perfil psicológico concreto. La investigación, publicada en la revista Collabra: Psychology, pidió a casi 400 participantes identificar y describir al “imbécil más grande” que conocían, revelando patrones interesantes en su personalidad y comportamiento.
Rasgos típicos del “imbécil perfecto”
El estudio destaca que las personas calificadas como “imbéciles” comparten ciertos rasgos psicológicos característicos:
- Baja amabilidad (agreeableness): Personas poco empáticas y propensas a generar conflictos.
- Alta ira: Una faceta del neuroticismo que refleja inestabilidad emocional.
- Comportamientos asociados con psicopatía, narcisismo y trastorno antisocial de la personalidad.
Estos rasgos suelen manifestarse en actitudes como manipulación, agresividad, irresponsabilidad y una marcada falta de empatía. Además, estos comportamientos tienden a violar normas sociales, proyectando una imagen de arrogancia e inmadurez.
¿Quiénes son los “imbéciles” más identificados?
El perfil demográfico más común para estas personas incluye hombres de mediana edad, quienes representan la mayoría de los casos identificados en el estudio. Los participantes señalaron que muchas veces estas personas eran figuras cercanas, como exparejas, exjefes o familiares. Sin embargo, resulta llamativo que un tercio de los “imbéciles” identificados seguían siendo parte activa de la vida de quienes los describieron, ya sea como compañeros de trabajo, amigos o incluso parejas actuales.
Comportamientos ofensivos recurrentes
El análisis también permitió agrupar los comportamientos ofensivos en 14 categorías principales, entre las que destacan:
- Agresión y ira.
- Arrogancia y fanatismo.
- Comportamiento dominante y manipulación.
- Insensibilidad e irresponsabilidad.
En total, se identificaron 315 tipos de comportamientos ofensivos que contribuyen a la percepción de una persona como “imbécil”.
¿Pueden cambiar los “imbéciles”?
Una de las conclusiones más sorprendentes del estudio es el bajo interés de estas personas por modificar sus actitudes. Aunque algunos participantes percibieron cierta conciencia en los “imbéciles” sobre el impacto de sus comportamientos, la mayoría coincidió en que el cambio era improbable, incluso si estas personas estuvieran motivadas.