La tragedia que ocurrió este martes en el Coll d’en Rabassa ha conmocionado a Mallorca y expuesto una vez más los fallos del sistema de protección a víctimas de violencia de género. George Virgiliu Teianu, un hombre con un historial de agresiones y una orden de alejamiento en vigor, apuñaló mortalmente a María Rosario Díaz dentro de un coche mientras su hija de tres años presenciaba los hechos. Este crimen deja a dos niñas huérfanas y plantea preguntas urgentes sobre cómo proteger a las víctimas de hombres violentos reincidentes.
Detalles del crimen: un ataque brutal y premeditado
El asesinato se produjo en plena luz del día, a las 14:50 horas, en el Camí de Can Pastilla. George Virgiliu Teianu conducía un Peugeot y llevaba en el coche a María Rosario y a su hija de tres años. Durante una discusión, sacó un cuchillo de cocina y atacó a la víctima. Las heridas mortales incluyeron cortes en el rostro, cuello y cuerpo, además de evidencias de defensa, que reflejan el intento desesperado de la mujer por salvar su vida.
El coche terminó colisionando con un Ford detenido en un semáforo, lo que permitió que el agresor intentara huir a pie. Agentes de la Policía Local de Palma lo interceptaron y lo pusieron a disposición de la Policía Nacional, que asumió la investigación del caso.
Un historial de violencia ignorado
Teianu no era un desconocido para las autoridades. Con 40 años, ya había cumplido prisión preventiva por una brutal agresión en grupo contra un portero en 2022, donde la víctima casi pierde la vida. Además, en noviembre de este año, María Rosario lo denunció por malos tratos, y se le impuso una orden de alejamiento.
A pesar de ello, el agresor consiguió eludir las medidas cautelares. La víctima había solicitado la instalación de una pulsera telemática para ser alertada si su agresor se acercaba, pero esta medida fracasó. La alarma no se activó porque el receptor del sistema no estaba con ella, sino en su domicilio, una situación que ahora es objeto de investigación policial.
Impacto familiar: dos niñas marcadas de por vida
La pareja tenía dos hijas en común. La menor, de tres años, presenció el asesinato desde el asiento trasero del coche y fue trasladada a urgencias pediátricas del hospital Son Espases tras el ataque. La mayor, de ocho años, se encontraba en el colegio en el momento de los hechos. Ambas menores han quedado huérfanas tras este crimen, cuya brutalidad ha conmocionado a todos.
El debate sobre la expulsión de extranjeros reincidentes
La pregunta que debemos plantearnos es por qué un extranjero con antecedentes de violencia, como George Virgiliu Teianu, con una orden de alejamiento en vigor, no fue expulsado de España tras haber ejercido una brutal agresión previa que casi costó la vida de otra persona.
Con pruebas irrefutables de su peligrosidad y un modo de vida centrado en actividades delictivas como el carterismo en la Playa de Palma, la falta de medidas contundentes por parte de las autoridades pone en cuestión la eficacia del sistema judicial y migratorio para proteger a la sociedad de individuos reincidentes y peligrosos.
Este caso no solo revela fallos en el sistema de protección a las víctimas, sino también en la capacidad de prevenir que personas con conductas violentas sigan residiendo en el país.