El sur de Mallorca enfrenta una intensa oleada migratoria con la llegada de más de 600 inmigrantes ilegales en pocos días, generando alarma en municipios como Campos, Ses Salines y Santanyí.
La alcaldesa de Campos, Xisca Porquer, del Partido Popular, describe la situación como preocupante, ya que muchos residentes sienten que su seguridad está comprometida y se ven forzados a quedarse en sus casas. «Es triste que la gente tenga miedo de salir y cierre sus puertas por temor a robos o ataques», explicó Porquer a OkDiario.
En redes sociales circulan vídeos de celebraciones de recién llegados, con bengalas y petardos, generando reacciones encontradas. Aunque Campos es un municipio solidario, la alcaldesa puntualiza: «Somos solidarios con quien realmente lo necesita, no con quienes vienen a causar problemas».
El alcalde de Ses Salines, Juan Rodríguez, también del Partido Popular, sostiene que la situación es una «avalancha» que ha dejado de ser extraordinaria para convertirse en una constante. «No es viable continuar recibiendo personas en esta cantidad sin un plan de apoyo. El Gobierno debe actuar antes de que esto colapse», añadió Rodríguez.
Ambos alcaldes han solicitado medidas urgentes al Ejecutivo, exigiendo una intervención inmediata para restaurar la seguridad y controlar esta situación desbordante.