Jaume Alzamora, portavoz de MÉS per Mallorca y exconseller del pacto de izquierdas, se encuentra en el centro de una nueva controversia. Después de presentarse en las elecciones locales de mayo de 2023 con la propuesta de prohibir la construcción de nuevas piscinas privadas, el líder separatista ha iniciado la construcción de su propio chalé con piscina en su municipio natal de Artà. Esto ha generado una ola de críticas, no solo por la contradicción con su discurso electoral, sino también por la venta reciente de su anterior vivienda a una ciudadana alemana, en un contexto donde MÉS per Mallorca ha promovido medidas para limitar la compra de inmuebles por extranjeros.
Propuesta electoral y contradicción
Durante la campaña de las elecciones locales de 2023, el programa de MÉS per Mallorca incluyó un punto (el número 21) que prometía prohibir la construcción de piscinas privadas, así como evitar que las existentes se llenaran con agua de las redes públicas municipales. Esta propuesta formaba parte de las iniciativas de la formación ecosoberanista para combatir la crisis del agua y mejorar la sostenibilidad en las Islas Baleares.
A pesar de este compromiso, Alzamora obtuvo el 2 de junio de 2023 una licencia oficial para construir su chalé con piscina en Artà, apenas unos días después de las elecciones. A esto se suma el hecho de que, en junio de 2024, el propio municipio de Artà aprobó la prohibición de nuevas piscinas debido a la escasez de agua, con el voto a favor de MÉS per Mallorca, el PSOE y el PI, lo que ha añadido más polémica al asunto.
Venta de su anterior vivienda a una extranjera
Antes de comenzar la construcción de su nueva residencia, Alzamora vendió su anterior casa en Artà a una ciudadana alemana por una suma de 650.000 euros, una cifra que contrasta con las políticas de MÉS, que en las dos legislaturas anteriores promovió iniciativas para regular la venta de inmuebles a extranjeros como una medida para combatir la falta de vivienda y el incremento de precios en las Baleares. La vivienda vendida por Alzamora es una casa de tres plantas, con cuatro habitaciones, tres baños y jardín, ubicada en una de las zonas más deseadas por compradores extranjeros, especialmente alemanes.
Críticas de la oposición y del sector inmobiliario
Las acciones de Alzamora han sido objeto de fuertes críticas tanto de la derecha como de organizaciones inmobiliarias. La Asociación Balear de Agentes Inmobiliarios Nacionales e Internacionales (Abini) calificó el comportamiento del líder de MÉS per Mallorca como un ejemplo de «doble moral» y «flagrante contradicción», señalando que, mientras el partido ecosoberanista promueve restricciones a la compra de propiedades por extranjeros, Alzamora se beneficia personalmente de dichas ventas.
Por su parte, Vox también ha expresado su rechazo. Antoni Gili, portavoz de Vox en el Consell de Mallorca, afirmó que Alzamora «traiciona los principios que él mismo ha promovido» y que su conducta alimenta la desconfianza de los ciudadanos hacia los políticos que prometen soluciones a la crisis de la vivienda, pero actúan en su propio beneficio.
VOX denuncia la hipocresía de Jaume Alzamora tras vender su casa a una extranjera
Crisis de vivienda en Baleares
La situación en Baleares sigue siendo crítica en cuanto a la disponibilidad y accesibilidad de viviendas. Con uno de cada tres hogares desocupados y un mercado inmobiliario dominado por compradores extranjeros, las islas enfrentan una crisis sin precedentes. Las propuestas de MÉS per Mallorca y otros partidos de izquierda, como el PSOE y Podemos, para limitar la compra de inmuebles por extranjeros no han logrado frenar el incremento de los precios ni solucionar la escasez de vivienda.
Este escándalo, que involucra tanto la venta de la casa de Alzamora a una alemana como la construcción de su nueva vivienda con piscina, pone en entredicho la credibilidad de MÉS per Mallorca y de su líder en la oposición. Diversas voces ya han pedido su dimisión, señalando la incoherencia entre su discurso público y sus acciones privadas.