La implementación del nuevo registro de viajeros en España, que obliga a hoteles, agencias de viajes y plataformas digitales a recopilar y transmitir información detallada de sus clientes, ha generado una ola de críticas más allá de nuestras fronteras. Varios medios internacionales han calificado la medida como excesiva, comparándola con un sistema de vigilancia masiva.
Medios como el Daily Mail describen las normas como «draconianas», mientras que el The Telegraph advierte de los nuevos «chequeos de seguridad al estilo Gran Hermano». Otros, como Metro.co.uk, han emitido advertencias a los turistas británicos sobre el endurecimiento de los controles durante el registro en hoteles.
Un sistema criticado por su alcance y burocracia
El registro exige recopilar datos sensibles como nombre, apellidos, nacionalidad, fecha de nacimiento, correo electrónico, datos de pago y relación entre los viajeros, incluidos menores. La normativa, según el Ministerio del Interior, busca modernizar los sistemas de seguridad, pero su implementación ha sido criticada por aumentar la burocracia y vulnerar la privacidad de los turistas.
Opinión general: entre la seguridad y el control excesivo
La percepción internacional sobre estas medidas ha sido clara: mientras España intenta garantizar mayor seguridad y transparencia en su sector turístico, el precio a pagar parece ser un sistema que muchos consideran una invasión a la privacidad.