¿Avance social o reforma apresurada?
La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, ha firmado este viernes el acuerdo con los sindicatos para reducir la jornada laboral a 37,5 horas semanales, una medida que promete mejorar las condiciones de los trabajadores pero que también genera incertidumbre entre las empresas. La exclusión de la patronal en las negociaciones y la falta de un consenso amplio han desatado críticas dentro y fuera del Gobierno.
Tensiones en el Gobierno: PSOE vs. Sumar
Desde el ala socialista del Ejecutivo, se advierte que esta reforma podría ser precipitada. Según el Ministerio de Economía, liderado por Carlos Cuerpo, los riesgos económicos de una aplicación abrupta podrían afectar a pymes y sectores clave. Aunque Díaz defiende la urgencia de cumplir con los plazos, sus críticos señalan que priorizar la rapidez sobre el consenso podría provocar rechazos legislativos o dificultar la adaptación empresarial.
Los acuerdos de gobierno están para cumplirlos. Yo solo me debo a mi palabra y a las personas trabajadoras de nuestro país.
La reducción de la jornada va a ser una realidad, le pese a quien le pese. pic.twitter.com/C8JjKG4121
— Yolanda Díaz (@Yolanda_Diaz_) December 19, 2024
¿Una medida justa o un salto al vacío?
Mientras los sindicatos celebran el acuerdo como un triunfo para los derechos laborales, la patronal ha mostrado su rechazo, argumentando que la reforma debería haberse negociado en el marco colectivo. Además, la medida plantea interrogantes sobre su impacto real: ¿será viable para todas las empresas o solo para las grandes corporaciones?