Cambio de liderazgo en Formentera: el impacto de la moción de censura
Con los votos positivos de Sa Unió y las abstenciones de Gent per Formentera (GxF) y el PSOE, el pleno extraordinario del Consell Insular de Formentera destituyó este viernes a Llorenç Córdoba como presidente. En su lugar, fue nombrado Óscar Portas Joan, quien asumió el cargo en un ambiente marcado por la tensión y la falta de representantes del Govern balear.
El pleno estuvo presidido por José Marí Torres, conseller de mayor edad, en un salón abarrotado pero silencioso, a excepción de unos tímidos aplausos al cierre.
Acusaciones cruzadas y un ambiente tenso
La moción de censura fue presentada por GxF y el PSOE, apoyándose en los cuestionamientos éticos y políticos sobre la gestión de Córdoba. Según el portavoz del PSOE, Rafael Ramírez, “hoy juzgamos su incapacidad de gestionar”, refiriéndose a las conclusiones del informe de la Comisión del Código Ético.
Por su parte, Alejandra Ferrer, de GxF, señaló que Córdoba había perdido el apoyo no solo del pleno, sino también de una gran parte de la población local. Estas críticas se sumaron a las declaraciones de Javier Serra, de Sa Unió, quien reconoció un error al respaldar a Córdoba en 2023 y acusó al expresidente de priorizar intereses personales sobre el bien común.
Córdoba, sin embargo, defendió su gestión y aseguró que la moción buscaba “encubrir la presunta corrupción de estos años en el Consell”.
Resultados de la votación y nuevo liderazgo
La votación culminó con siete votos a favor, ocho abstenciones, y un único voto en contra (el de Córdoba). El secretario del Consell, Ángel Custodio Navarro, proclamó oficialmente a Óscar Portas como nuevo presidente insular a las 12:54 horas. Posteriormente, Córdoba entregó el bastón de mando a su sucesor.
¿Qué significa este cambio para Formentera?
El relevo en la presidencia marca un nuevo capítulo en la política insular, aunque las tensiones internas y las acusaciones mutuas reflejan un panorama incierto. La ausencia del Govern balear en este importante evento subraya un distanciamiento institucional que podría tener implicaciones en la gestión futura de la isla.