Un ejemplo de descoordinación alarmante
El reciente anuncio de que la Policía Local de Palma dejaría de tomar denuncias de violencia de género, seguido de una rectificación al día siguiente, pone de manifiesto la falta de claridad y previsión del equipo de gobierno local. Este vaivén ha generado preocupación entre los ciudadanos y ha desatado críticas tanto de la oposición como de la sociedad civil, quienes consideran inadmisible que decisiones de esta relevancia se gestionen con tan poca seriedad.
¿Qué ha pasado realmente?
El jueves, el coordinador de Seguridad Ciudadana, Jaume Pla, dejó caer una noticia demoledora: la Policía Local no atendería más denuncias de violencia de género, amparándose en la eliminación de una partida de 53.000 euros en los presupuestos. La reacción fue inmediata y fulminante. Los teléfonos no dejaron de sonar, las redes se encendieron, y la presión política obligó al alcalde Jaime Martínez a desdecir públicamente lo anunciado. Un día después, Martínez afirmó categóricamente que Palma «es la ciudad más comprometida con las víctimas de violencia de género». Pero, ¿cómo se justifica un cambio tan radical en tan poco tiempo?
El papel de Javier Bonet
El primer teniente de alcalde, Javier Bonet, no tuvo más remedio que admitir el error. Durante una comparecencia, reconoció el fallo e intentó apaciguar las críticas con un tímido «estoy de acuerdo con ustedes y creo que fue un error». Sin embargo, esta aceptación no basta para explicar cómo un anuncio de tal gravedad pudo salir a la luz sin previa coordinación interna.
¿Un gobierno confiable o un caos institucional?
Este episodio pone en tela de juicio la capacidad de liderazgo y la coherencia del Ajuntament de Palma. Anunciar una medida que afecta directamente a las víctimas de violencia de género, solo para rectificarla al día siguiente, no solo evidencia una grave descoordinación entre las áreas de gobierno, sino que transmite una sensación de improvisación preocupante.