El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció en el G20 que España destinará 400 millones de euros al Banco Mundial para apoyar a los países más desfavorecidos. Sin embargo, este compromiso contrasta con la situación de los municipios españoles afectados por la reciente DANA, que todavía no han recibido ayudas suficientes para paliar los daños sufridos.
Mientras Sánchez promueve su agenda internacional, miles de familias españolas siguen reclamando soluciones para reconstruir sus hogares y negocios destruidos por las inundaciones. Muchos critican que el Ejecutivo priorice acciones en el extranjero en lugar de atender las necesidades urgentes dentro del país.
Los alcaldes de las zonas más afectadas han pedido respuestas claras al Gobierno. Estas localidades necesitan reconstruir infraestructuras y recuperar la actividad económica, pero los recursos prometidos aún no llegan o son insuficientes. Los afectados sienten que el Gobierno los ha relegado a un segundo plano mientras busca protagonismo en escenarios internacionales.
España puede contribuir a causas globales, pero no debe hacerlo a costa de abandonar a sus propios ciudadanos en momentos críticos. Los vecinos de las zonas arrasadas por la DANA exigen que Sánchez se enfoque en resolver los problemas internos antes de comprometer recursos en el extranjero.