El posible nombramiento de Sara Aagesen como ministra de Transición Ecológica y vicepresidenta tercera ha generado dudas en sectores críticos, que temen que continúe con las políticas fallidas de Teresa Ribera. Aagesen, actual secretaria de Estado de Energía, ha estado al frente de la gestión durante la peor crisis energética en 50 años, con resultados cuestionables. Desde Moncloa evitan confirmar el relevo, pero todo apunta a que Aagesen asumirá el cargo.
Un relevo sin cambio de rumbo
La salida de Teresa Ribera para ocupar un cargo en la Comisión Europea ha abierto la puerta a su mano derecha, Sara Aagesen. Sin embargo, su gestión en el Miteco no ha estado exenta de críticas, especialmente por las políticas que han llevado al encarecimiento de la energía en plena crisis económica. Mientras algunos sectores del Gobierno la ven como una figura continuista, otros cuestionan su capacidad para abordar los retos energéticos de un país al borde del colapso en su sistema eléctrico.
Un historial lleno de sombras
Pese a su experiencia en la Oficina de Cambio Climático y su labor como secretaria de Estado de Energía desde 2020, Aagesen no ha logrado revertir las consecuencias de las polémicas reformas energéticas impulsadas bajo la supervisión de Ribera. Entre estas, destaca la subida del precio de la electricidad para las familias y los pequeños negocios, agravada por decisiones que priorizan el cumplimiento de objetivos climáticos en detrimento de la economía nacional.
La revisión del PNIEC y las modificaciones del mercado eléctrico regulado (PVPC) tampoco han sido suficientes para estabilizar el mercado, y muchos analistas aseguran que sus medidas no han logrado proteger al consumidor medio. Estas políticas han provocado el descontento de diversos sectores económicos, que critican una falta de estrategia realista para garantizar una transición energética asequible.
¿Continuidad o cambio necesario?
El sector energético, altamente dependiente de la política, observa con escepticismo el posible nombramiento de Aagesen. Aunque algunos actores valoran su perfil técnico, otros insisten en que España necesita un cambio radical en la estrategia energética, especialmente ante las consecuencias del intervencionismo y el excesivo peso de las energías renovables no gestionables, que han llevado a una mayor inestabilidad en el sistema.
La llegada de Sara Aagesen al frente del Ministerio podría marcar el continuismo de un modelo cuestionado por sus altos costes y escasa efectividad. Muchos se preguntan si España está preparada para afrontar una transición ecológica que no solo tenga en cuenta las demandas climáticas, sino también las necesidades de las familias y las empresas.