El 20 de noviembre de 2014 fallecía María del Rosario Cayetana Fitz-James Stuart y de Silva, más conocida como Cayetana de Alba, una figura histórica cuya vida estuvo marcada por su libertad, su peso nobiliario y su influencia internacional. Diez años después de su muerte, la politóloga y experta en realeza Ana Polo Alonso publica Cayetana. Duquesa de Alba, una biografía que pone en valor su verdadero legado.
Una vida dividida: los dos rostros de Cayetana
Según Ana Polo, el legado de Cayetana de Alba se ha visto eclipsado por el personaje mediático que protagonizó las revistas del corazón. En el libro, Polo aborda la vida de la duquesa desde su infancia hasta la muerte de su primer marido, Luis Martínez de Irujo, destacando una etapa de gran relevancia histórica. Durante los años 60, Cayetana era considerada una de las mujeres más importantes del mundo, contribuyendo a modernizar España y apoyando el retorno de los Borbones al trono.
“Es una pena que solo se recuerde a la Cayetana excéntrica de los últimos años y no a la gran duquesa que marcó su tiempo”, recalca la autora.
Infancia y peso del apellido
La infancia de Cayetana estuvo marcada por la soledad, la disciplina y una carga nobiliaria difícil de asumir. Según Ana Polo, “su padre le dejó 500 años de legado, algo que condicionó toda su vida”. Aunque vivía rodeada de lujos, creció con una abuela estricta, una institutriz y sus mascotas como únicas compañías.
Esa responsabilidad titánica también se reflejó en su papel como madre, repitiendo patrones de distancia emocional que eran comunes en su época. Sin embargo, Polo defiende que “quería mucho a sus hijos y siempre hizo lo que pensó que era lo mejor para ellos”.
Los tres amores de su vida
El gran amor de Cayetana fue su primer marido, Luis Martínez de Irujo, quien le aportó estabilidad y un apoyo clave en su vida como cabeza de la Casa de Alba. Tras su muerte en 1972, Cayetana atravesó una profunda depresión que marcó un antes y un después en su vida.
Años más tarde, se casaría con Jesús Aguirre, un exsacerdote jesuita cuyo carácter polémico y vanidoso generó controversia tanto dentro como fuera de la familia.
Finalmente, Alfonso Díez, su tercer marido, le aportó compañía y cariño en los últimos años de su vida. Su matrimonio fue una muestra más del carácter indomable de la duquesa, quien nunca dejó de luchar por vivir según sus propias reglas.
Una mujer que reinterpretó la aristocracia
A lo largo de su vida, Cayetana de Alba demostró que ser aristócrata en el siglo XX significaba más que preservar un legado: era también saber adaptarse a los tiempos, defender la libertad personal y marcar la diferencia. Su figura, aunque incomprendida por muchos, sigue siendo un ejemplo de cómo compaginar tradición y modernidad.
Ana Polo Alonso, autora de biografías sobre mujeres icónicas como la reina Isabel II y la emperatriz Sissi, concluye que Cayetana, como ellas, “es un ejemplo de cómo asumir un legado y convertirlo en una oportunidad para vivir plenamente”.
