El colectivo de camareras de piso, conocido como ‘las kellys’, sigue en pie de lucha por la mejora de sus condiciones laborales y ha lanzado fuertes críticas contra la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. María del Mar Jiménez Betancor, representante de Unión Kellys, acusó a Díaz de no cumplir sus promesas hacia el colectivo. «En las próximas elecciones no tendrá ninguna foto con nosotras», afirmó Jiménez durante una conferencia organizada por Ione Belarra en el Congreso de los Diputados.
Exigen el fin de la externalización y una jubilación digna
Las demandas del colectivo no son nuevas. Durante años, han pedido eliminar la externalización de su trabajo, así como acceder a la prejubilación sin penalización debido a la carga física y emocional que conlleva su labor diaria. «Me he dejado mi vida en este trabajo», afirmó una de las trabajadoras, en referencia a la falta de reconocimiento y las difíciles condiciones que enfrentan.
Jiménez también explicó la última interacción que tuvo con la ministra Díaz, en la que le reprochó la falta de acciones reales para mejorar su situación: «Le pregunté qué había hecho por nosotras, y su respuesta fue un contrato indefinido a tiempo parcial, pero eso no es suficiente». Para el colectivo, la solución principal implica derogar el artículo 42.1, que permite a los hoteles externalizar el trabajo de las camareras de piso, una práctica que precariza aún más su situación.
Un colectivo olvidado hasta las elecciones
Jiménez lamenta que los políticos solo ven a las kellys como «ciudadanas de segunda» y que las recuerdan únicamente en los meses previos a las elecciones, cuando buscan sacar provecho de una fotografía con ellas para ganar votos. «Nos quieren mucho 15 días antes de las elecciones, pero después desaparecen», denuncia la representante, que ha dejado claro que esta vez no permitirán que las utilicen sin obtener resultados concretos.
El reclamo principal de las kellys es sencillo: que los hoteles las contraten directamente. Actualmente, representan el 33% de la plantilla de muchos establecimientos, pero las condiciones laborales siguen siendo deficientes. «Llevamos más de 10 años sin pedir ni un aumento de sueldo. Solo queremos mejorar nuestras condiciones y acabar con la externalización», concluye Jiménez Betancor.
