El Ministerio de Defensa tiene planes ambiciosos para fortalecer las capacidades militares de España, con una inversión de hasta 43.000 millones de euros en los próximos años. Sin embargo, la industria y la falta de Presupuestos Generales del Estado han complicado esta modernización.
Cada 12 de octubre, miles de personas se congregan en Madrid para ver el tradicional desfile militar, en el que las Fuerzas Armadas Españolas muestran su equipamiento. No obstante, este panorama cambiará en los próximos años. A medida que el Ministerio de Defensa retire material obsoleto y adopte nuevas tecnologías, la composición de este desfile se verá transformada. Pero, el proceso de modernización que está en marcha enfrenta importantes retrasos.
Proyectos clave afectados por retrasos
Entre los principales proyectos de modernización destacan los vehículos de combate 8×8 Dragón, los submarinos S-80 y el futuro caza europeo FCAS. Todos ellos son fundamentales para las Fuerzas Armadas, pero están siendo afectados por graves retrasos.
Vehículos de combate 8×8 Dragón: A pesar de que el Ejército de Tierra debería haber recibido 34 unidades en 2023, la empresa Tess Defence no cumplirá con la entrega hasta 2024. El plan original de suministro de 348 vehículos, con una inversión de 2.500 millones de euros, se está viendo comprometido.
Submarinos S-80: Este proyecto acumula más de 20 años de retrasos y ha visto cómo el astillero público Navantia solo ha podido entregar un submarino, el S-81 Isaac Peral, que aún está en fase de pruebas. La entrega de los tres submarinos restantes, contratados a principios de siglo, se ha postergado hasta 2026.
Futuro caza europeo FCAS: En este programa de cooperación internacional, el mayor obstáculo no proviene exclusivamente de la industria española, sino de las diferencias entre las empresas participantes de Alemania, Francia y España. La falta de consenso ha frenado el avance de este caza de quinta generación, clave para la defensa aérea.
El impacto de la falta de Presupuestos
La falta de Presupuestos Generales del Estado también ha jugado un papel importante en estos retrasos. La prórroga de los Presupuestos de 2023 ha dificultado las inversiones necesarias para alcanzar el 2% del PIB en defensa, exigido por la OTAN para finales de la década. Actualmente, España destina solo el 1,28% de su PIB a gastos militares, ocupando el último lugar entre los 31 países miembros de la Alianza Atlántica.
Sin un presupuesto adecuado, el margen de maniobra del Ministerio de Defensa se ve reducido, lo que afecta a nuevos programas de adquisición de armamento, como el reemplazo de los cazas F-5 o la compra del nuevo buque de apoyo al combate prometido por Pedro Sánchez. Con las cuentas de 2025 aún en duda, la modernización de las Fuerzas Armadas podría seguir paralizada, comprometiendo los planes del Gobierno.