La Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) ha lanzado una alerta sobre la crítica situación que se vive en Ceuta debido a la presión migratoria, que ha llevado a solicitar un refuerzo urgente de 200 agentes. La llegada constante de migrantes a nado desde Marruecos, aprovechando la densa niebla, ha evidenciado una vez más la falta de medios para controlar la frontera. Esta presión no solo afecta a la seguridad, sino también a la capacidad de respuesta de las autoridades españolas.
JUCIL insta a Marlaska a negociar con Marruecos
La Asociación Profesional Justicia Guardia Civil (JUCIL) ha pedido al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, que viaje a Marruecos para instar a las autoridades de Rabat a detener la oleada de migrantes. Según JUCIL, la falta de cooperación marroquí está permitiendo que cientos de personas intenten cruzar diariamente a Ceuta, poniendo en peligro tanto a los migrantes como a los agentes que deben rescatarlos. Esta situación, según JUCIL, refleja un pulso político que utiliza a los migrantes como herramientas de presión.
Ceuta y Canarias, al borde del colapso
Entre 500 y 700 migrantes han intentado entrar diariamente en Ceuta durante la última semana, con picos de hasta 1.500 personas en un solo día. En Canarias, la situación también es crítica, especialmente en la isla de El Hierro, donde el Centro de Atención Temporal de Extranjeros (CATE) está al límite de su capacidad. La Policía Nacional, encargada de gestionar estos centros, advierte que no cuentan con suficientes efectivos ni con los medios adecuados para hacer frente a la situación. Las llegadas de cayucos a las costas canarias siguen siendo constantes, lo que agrava aún más la situación.
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La realidad en la frontera: falta de medios y riesgos sanitarios
Los portavoces de los sindicatos policiales coinciden en la necesidad urgente de reforzar las plantillas y mejorar los medios materiales. La Guardia Civil y la Policía Nacional se enfrentan no solo a una presión migratoria sin precedentes, sino también a riesgos sanitarios. Los agentes, que solo disponen de guantes de látex y mascarillas como protección, están expuestos a enfermedades endémicas y epidemias como la viruela del mono. Este riesgo sanitario se suma a la presión física y emocional que enfrentan a diario.