El desconcierto y la sorpresa marcaron el día de ayer en el tanatorio de Son Valentí, en Palma, donde una mujer declarada fallecida en el Hospital Joan March mostró signos de vida cuando se preparaba su cuerpo para el último adiós.
La cronología de un suceso extraordinario
El viernes por la tarde, sobre las 13:00 horas, los médicos del Hospital Joan March certificaron la muerte de una mujer de avanzada edad. Siguiendo el protocolo habitual, el cuerpo fue entregado a los servicios funerarios para su traslado al tanatorio. Todo parecía discurrir con normalidad hasta que, una vez en el tanatorio, los trabajadores comenzaron a preparar el cuerpo y notaron movimientos en la mujer.
El pánico inicial de los empleados rápidamente se transformó en acción: llamaron al SAMU 061, que envió al lugar una ambulancia medicalizada y otra básica. Los sanitarios confirmaron lo increíble: la mujer tenía pulso y estaba viva. Fue trasladada nuevamente al hospital mientras su familia era informada del insólito suceso.
¿Qué es el síndrome de Lázaro?
El fenómeno, conocido como síndrome de Lázaro, describe la recuperación espontánea de la circulación después de varios intentos fallidos de reanimación. Aunque extremadamente raro, este síndrome sigue siendo una incógnita médica.
En este caso, la mujer no fue sometida a maniobras de reanimación tras su declaración de muerte, lo que hace el incidente aún más inusual. Según fuentes médicas consultadas, en la actualidad, con los avances tecnológicos disponibles, este tipo de errores son excepcionales.
Investigación en curso por posible negligencia
El suceso ha generado una gran conmoción no solo por su rareza, sino por las implicaciones legales y éticas. Una investigación interna ya está en marcha para determinar cómo pudo certificarse incorrectamente el fallecimiento de la mujer. Este tipo de errores pueden tener consecuencias graves para el hospital, que además ha tenido que comunicar a la familia que su ser querido sigue con vida.
Un caso que desafía la ciencia
El caso ocurrido en Palma no solo recuerda la existencia del síndrome de Lázaro, sino que también plantea preguntas sobre los procedimientos médicos y la precisión de los diagnósticos de muerte. Afortunadamente, en este incidente no hubo un desenlace fatal, pero deja un claro mensaje sobre la importancia de protocolos rigurosos y revisiones exhaustivas.