La Comisión Europea ha decidido reforzar las medidas en las fronteras orientales de la Unión Europea, justificando que la “instrumentalización” de la migración por parte de Rusia y Bielorrusia constituye una amenaza híbrida. Sin embargo, esta decisión pone de manifiesto una alarmante falta de atención a las fronteras del sur, donde las políticas migratorias permisivas han generado una crisis sostenida que afecta directamente a países como España y, en especial, a las Islas Baleares.
Mientras Bruselas respalda devoluciones en caliente y la suspensión del derecho al asilo en el este, el Mediterráneo sigue siendo un coladero, con miles de migrantes llegando cada año de manera irregular, y con consecuencias directas para la seguridad, la economía y la estabilidad social de las regiones afectadas.
El sur, olvidado por Bruselas
La decisión de reforzar las fronteras orientales plantea serias dudas sobre el compromiso de la UE con una gestión migratoria equilibrada. Los países del sur de Europa, como España, Italia y Grecia, soportan la mayor parte de la presión migratoria, pero no reciben el mismo respaldo político ni logístico que las naciones del este. Esto deja a regiones como las Islas Baleares desprotegidas frente a los efectos de políticas de fronteras abiertas.
En el caso de las Baleares, el aumento de llegadas por mar desde el norte de África ha generado un impacto considerable en los servicios públicos, la seguridad y el tejido social, sin que Bruselas ofrezca soluciones reales. ¿Por qué se prioriza la seguridad en el este mientras el sur queda relegado?
El peligro de las políticas de fronteras abiertas
El olvido de Bruselas hacia el sur de Europa va de la mano con una política de fronteras abiertas que ha incentivado la inmigración irregular y facilitado las actividades de mafias que operan en el Mediterráneo. Este enfoque no solo compromete la seguridad de los ciudadanos, sino que pone en riesgo la identidad cultural y la cohesión social en regiones como las Baleares, que se ven obligadas a lidiar con esta crisis sin el apoyo necesario.
Mientras se destinan recursos para reforzar las fronteras de Polonia o Finlandia, el Mediterráneo sigue enfrentándose a una crisis migratoria crónica, con graves consecuencias para los países ribereños. Las políticas actuales de la UE han demostrado ser ineficaces para garantizar la soberanía y la seguridad de las fronteras en el sur.