El 29 de octubre de 2024, una DANA de magnitudes históricas golpeó la provincia de Valencia, dejando a su paso un balance devastador. Con más de 223 víctimas mortales, 75.336 viviendas dañadas y pérdidas materiales cuantificadas en 3.500 millones de euros, el impacto de este fenómeno climático supera los registros de la riada de 1957 y la pantanada de Tous de 1982.
La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) confirmó que la intensidad de las precipitaciones fue récord, acumulando hasta 720,4 litros por metro cuadrado en solo 12 horas. Estas cifras dan cuenta de la magnitud del desastre que afectó a unos 800.000 ciudadanos, transformando por completo el día a día de los municipios afectados.
La solidaridad que marcó los primeros días
Las primeras semanas tras la catástrofe fueron un ejemplo de solidaridad. Vecinos y voluntarios de toda España se unieron para retirar lodo, limpiar calles y rescatar pertenencias. Sin embargo, la situación ha cambiado. «Al principio había una unión muy fuerte, pero ahora la gente se refugia en casa para buscar cómo sobrevivir», explica Víctor Suárez, creador del proyecto audiovisual Les veus de la DANA, que documenta los testimonios de los afectados.
El espíritu colectivo que definió los días iniciales ha dado paso a una lucha individual marcada por la incertidumbre y el temor de que las ayudas no lleguen a tiempo.
Ayudas: la gran preocupación
Aunque el Gobierno y la Generalitat han destinado más de 1.500 millones de euros en ayudas directas, la distribución ha sido lenta y aún insuficiente, según los afectados. Diego Romá, presidente de Fepeval, alerta de que la recuperación económica está en peligro: «Necesitamos ayudas a fondo perdido, rápidas y efectivas para que las empresas y empleos puedan salvarse».
El sector comercial es uno de los más golpeados. Más de 8.000 comercios permanecen cerrados, y el impacto sobre los pequeños negocios locales ha sido devastador. Además, 6.500 empresas están afectadas, y muchas no podrán retomar su actividad. Según datos del Ministerio de Trabajo, 31.668 trabajadores están acogidos a ERTE por fuerza mayor debido a la DANA.
Infraestructuras y movilidad, otro desafío
La destrucción de carreteras, puentes y vías ferroviarias ha complicado la movilidad en toda la provincia. Más de 130.000 vehículos quedaron inservibles, y trayectos que antes tomaban minutos ahora se han convertido en horas debido a la falta de accesos.
El servicio de Metrovalencia sigue afectado en zonas como Paiporta y Picaña, y se estima que tardará al menos seis meses en restablecerse completamente. En cuanto a los trenes de Cercanías, varias líneas aún no operan con normalidad, y los servicios se están cubriendo con autobuses lanzadera.
Viviendas y entornos aún lejos de la normalidad
La calidad del aire sigue siendo un problema en las zonas afectadas debido al polvo en suspensión del lodo seco. Además, el 22% de los garajes y numerosas viviendas todavía presentan humedades graves, complicando la habitabilidad.
La Generalitat ha comenzado a realojar a algunas familias, pero la necesidad de técnicos y peritos para evaluar daños es urgente. Mientras tanto, las campas de coches siniestrados y los escombros aún rodean las localidades, recordando constantemente a los vecinos la magnitud de la tragedia.
Mi garaje 2 meses después ….
Pueden haber daños estructurales? Puede .
Igual estoy durmiendo y me voy a la mierda ? Pues también ….
Yo también me voy a ir a esquiar @sanchezcastejon pic.twitter.com/Z0BpWIFpEw
— Yolanda (@Belaalugosi) December 29, 2024
Un tejido empresarial en riesgo
Los polígonos industriales han sufrido daños severos, y Fepeval estima que entre el 10% y el 15% de las industrias afectadas no podrán reabrir. Solo en Algemesí, apenas el 15% de las naves industriales están operativas al 100%. La ralentización en el pago de indemnizaciones y la falta de inversión inmediata dificultan aún más la recuperación.